Gran día en la dehesa La Valdivia.

Estas son algunas de las bellas imagenes de las que pudimos disfrutar en la Valdivia

Aqui se observan tentanto a Frank Ebans e Ismael Cuevas junto con Juan Carlos Cabello

Cuando llegan los días calurosos de Agosto, y está uno todos los días del año trabajando, muchas veces con cuarentamil problemas a la vez, hay que tomarse un respiro, quitarse del medio un poco de tiempo, para que cuando vuelvas lo hagas con otra armonía, es entonces cuando realmente lo tienes que dedicar a lo que realmente te gusta, en mi caso me gusta estar con mis amigos, ir a la piscina o la playa, pero todo eso es secundario, a mi me hace desconectar ¡el toro bravo! Ese animal bello, misterioso, noble y sincero que solo ataca cuando se ve perdido.
El pasado día 5 de agosto, tuvimos la gran suerte de poder estar en una ganadería emblemática, gracias a mi compañero y amigo Salvador Jiménez, estuvimos en la ganadería de d. Julio de la Puerta, que por cierto no tengo nada más que palabras de agradecimiento, hacía esta familia que nos recibió y acogió como si nos conociéramos de toda la vida. Fue un día muy entrañable, de estos que tardas tiempo en que se te vayan de la memoria, entre la labores camperas a las cuales asistimos, apartado de vacas para la tienta, vacas inmensas con un trapío espectacular esto por la mañana. Llega la hora del almuerzo, almuerzo campero con una buen maceta de gazpacho de habas que el compañero Salvador Jiménez preparó, una buena olla de habichuelas que, por cierto estaban riquísimas, las cuales preparó la madre de los hermanos de la Puerta, y, como no una chorizada de mi tierra, Aldea Quintana, por cierto también riquísimo, y una morcillita chorizada, que también llevó Salvador, por supuesto no podía faltar, la bota de vino fino y la cervecita fresca. Fue por tanto un buen almuerzo para recuperar fuerzas para la tarde, mientras todo el mundo sesteaba un poco, nos fuimos con Julio a darle de comer a unas añojas recién destetadas, era mi primera vez que me metía en mitad del campo con tanto ganado, ¡qué miedo! Pero que feliz me veía, no me cambiaba por nadie, después un cosconcito para el ganadero y Salvador, y yo mientras a seguir viendo cosas nuevas, las cuadras de los caballos, los atalajes del caballo de picar y después ya repuestos de la siesta, Julio nos invitó a ver las dos corridas apartadas, para Baeza y Calahorra, que por cierto, la de Baeza la mata Finito y el Fandi, allá que iba mi amigo salva con el 4x4 hacia los toros, ¡en mi vida los había visto tan de cerca! Que bonitos y que nobles, que grandes y que buenos.
Ya de puestos vimos también al líder de las camadas a “ VIOLETERO” el abuelo de la ganadería, un ejemplar jabonero de 14 años espectacular, que ya no se puede mover de lo mayor que es. Justamente después el tentadero que le pondría el broche de oro al día, yo creo que se aprovechó bien.
Y todo gracias al trato y la exquisitez que tuvieron con nosotros la familia (de la Puerta), me siento orgulloso de haber estado en esa casa y espero que sea la primera de tantas, muchas gracias Julio, Pablo, Pablito, a toda su familia, y todos los trabajadores de la esta ganadería, por el buen trato obtenido, un abrazo.